Ryuichi Sakamoto in memoriam

“I want to travel by night across the steppes and over seas
I want to understand the cost of everything that’s lost
I want to pronounce all their names correctly.”

En cierta medida, mi historia es la historia de un fracaso. No de un fracaso personal, sino colectivo. Muy pronto -de tal palo, tal astilla- supe que iba a hace un modo de vida del cruzar fronteras, de la itinerancia de datos, del no ser de ninguna parte, del aprender a pronunciar todos los nombres de forma correcta, del sentirme más en casa en una habitación de hotel que en la que en ese momento fuese mi casa.

Poco heroico desde niño, mis modelos han sido menos (aunque un poco también, como fantasía) los ronin, los jesuitas euclideos de las cortes asiáticas o los conquistadores que los mercaderes holandeses, ingleses e italianos de la Europa del primer capitalismo. (Por eso, por cierto, nunca necesité tragarme el resto del pack gagá-liberal de Escohotado para reírme con él de “los enemigos del comercio”.)

Lo raro es que por un tiempo, durante los últimos 90 y toda la década siguiente, estuve convencido de que lo que en el pasado había sido la elección y el destino de unos pocos, en el siglo XXI sería la norma para muchos, que el nomadismo y el cambio constante de lengua e identidad estaba a punto convertirse en el modo de hacer las cosas de nuestra época. Y nada y nadie encarnaba ese sueño global como Ryuichi Sakamoto y su música. Su listado inacabable de colaboradores cosmopolitas (Caetano, Arto, Sylvian, etc.), sus estribillos en todos los idiomas cuyo estudio acumulaba, todo en Esperanto, Heartbeat o Smoochy remitía hacia el inevitable futuro global. Todos sabemos lo que ha pasado después.

Geografía y cinefilia: una defensa del cine inglés de fantasmas

Escribo en El Cuaderno un texto sobre Whistle and I’ll Come to You, mi película de fantasmas favorita y, más en general, sobre el rasgo que más me interesa en el cine británico.

En algún lugar Truffaut dijo que la expresión cine inglés era un oxímoron, una contradicción en los términos. Y analizando las respuestas de las distintas cinematografías nacionales a la segunda guerra mundial, Godard sostiene en su magistral Historie(s) du cinema que «Inglaterra hizo lo que siempre ha hecho: nada». Para quienes aceptamos cobijarnos bajo el paraguas ahora un tanto desprestigiado de la cinefilia, el cahierismo ha sido muchas cosas; entre ellas, sin duda, una fábrica de prejuicios. Y es que, por más que les pese a Godard y Truffaut, el cine inglés existe. El descubrimiento gozoso de la excepcionalidad de ciertas corrientes del cine británico ha sido uno de los hechos esenciales de mi vida cinéfila.

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El turismo cultural y la recuperación tras la pandemia

Tomé esta foto mientras paseaba con un grupo de turistas por Palermo el 9 de marzo de 2020, horas antes de que empezara el confinamiento en Italia

Cuando hace algo más de un año la pandemia lo detuvo casi todo, una de las primeras cosas que pasó a ser inimaginable fue el turismo. También quedó claro que sería una de las últimas en reactivarse: pasará mucho tiempo hasta que el flujo nacional e internacional de personas que viajan por ocio vuelva a ser el de febrero de 2020. España es un país que depende mucho -tal vez demasiado- del turismo: no sólo por la cantidad de extranjeros que lo visitan cada año, aunque ésa pueda ser la dimensión que más se destaca, sino también por la siempre creciente afición de los españoles a viajar al extranjero y porque España es la puerta de entrada en Europa de buena parte del turismo latinoamericano. Sin embargo, durante este año, hemos oído a menudo sobre las dificultades de otros sectores: la hostelería, por ejemplo, se ha convertido -en una versión tosca y populista del debate- en campo de batalla político en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, el turismo ha aparecido en los medios de comunicación y en los programas de las administraciones públicas como mero sinónimo de hoteles de playa y agencias de viajes. A menudo pienso que el turismo no ha sabido explicar y poner en valor su dimensión cultural. De un modo parecido a lo que ha ocurrido con músicos, artistas o gestores culturales, los guías turísticos nos hemos quedado fuera de cualquier plan de rescate de los gobiernos ante la pandemia: frente a ayudas destinadas en exclusiva a evitar cierres, los guías turísticos -que no solemos depender de una estructura física y que vivimos de un trabajo enormemente precarizado y vinculado a bolos- no hemos tenido otras ayudas que las que nuestro estatuto de autónomos nos haya aportado.

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Applecross peninsula and the Bealach na Bà

There isn’t a single road in the whole Britain as impressive as the one that takes you from the A986 to Applecross through the Bealach na Bà. The feeling of an alpine road, with its hairpin bends, plus the stunning views of the Wester Ross and the isles of the Inner Hebrides.


The Sgurr a’ Chaorachain from Kishorn on a sunny autumn morning (November 2014)

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Union Canal: From Ratho to Fountainbridge

«Tourism is sin, and travel by foot, a virtue.» (Werner Herzog) And for me -after three months of chain tour guiding- a much needed penitence, a purification. So early this morning I took the bus to Ratho, a small village some miles south of Edinburgh airport to follow the path that goes to Fountainbridge, near the town centre, along the north bank of the Union Canal.
These are some notes and pictures I’ve taken during the walk. For a full description of the itinerary (just one stage of a longer route that allows you to travel from Glasgow to Edinburgh through the towpaths of the Forth and Clyde and the Union Canal, visit Walk Highlands.


The view of the Canal westwards from Ratho Bridge

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Apuntes de un viaje por Inglaterra: Durham y los Evangelios de Lindisfarne

La historia de cómo un puñado de monjes irlandeses recuperó buena parte de Europa para el cristianismo es una de las más fascinantes que se puede rastrear en la llamada Edad Oscura. Y seguramente por eso suele llegarnos contaminada de leyendas e hipérboles que en ningún sitio se muestran tan amenas como en el famoso How The Irish Saved Civilization de Thomas Cahill. Exageraciones aparte, no deja de impactar encontrar monasterios e iglesias fundados entre el siglo VII y el IX por monjes irlandeses por toda Europa: San Rumoldo en Malinas, San Disibod en el valle del Rin -el suyo es el monasterio en el que creció Santa Hildegarda de Bingen, la protagonista de mi anterior post-, San Malo en Bretaña… El viaje de uno de ellos, de Brennan, dejó huellas de su paso por España: no es difícil reconocer al monje de Galway en el Brandán coruñés y el Borondón canario. Continuar leyendo «Apuntes de un viaje por Inglaterra: Durham y los Evangelios de Lindisfarne»

Los páramos de Yorkshire

Dejamos la ciudad al amanecer. He recorrido decenas de veces el camino de York a Durham, con y sin parada en Castle Howard, casi siempre trabajando, casi siempre con prisa. Hoy en cambio, la ruta va a llevarnos todo el día, pues pretendemos hacerla atravesando el Parque Nacional de los Páramos del Norte de Yorkshire.

Nuestro primer destino es Helmsley, una clásica ciudad mercado del norte de Inglaterra. Desde York, la A64 sube en dirección a Malton atravesando los suburbios de la ciudad. En un punto el GPS nos desvía y comenzamos a atravesar el Vale of Pickering por carreteras secundarias. La de Pickering es una planicie creada por un lago post-glacial hoy desaparecido y que drenan los ríos Rye y Derwent y una red de zanjas y canales de la que apenas vemos nada en nuestra ruta. Ésta es una zona a la que tendré que volver caminando.

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Escenas de un viaje por Wiltshire

Para quien conoce los monumentos megalíticos de las islas Orcadas y las Hébridas, visitar los círculos de piedra de Wiltshire supone correr el riesgo de una decepción. Hace ya tiempo que la masificación de Stonehenge durante la temporada turística imposibilita cualquier disfrute del más conocido de los círculos de piedra prehistóricos, haciendo bastante más productiva la lectura en un pub de la cercana Salisbury del capítulo a él dedicado en el excelente The Making of the British Landscape de Francis Pryor o del folleto ilustrativo e ilustrado del National Trust. Incluso cuando se visita el círculo fuera de la temporada turística y a horas tan intempestivas como el horario de apertura del monumento lo permita, la propia instalación merma el impacto y el interés. Es posible que la construcción de un nuevo visitors centre -en progreso desde hace algunos meses y cuya conclusión se prevé para 2014- mejore algo las cosas. Aunque también es posible que termine de estropearlas. Continuar leyendo «Escenas de un viaje por Wiltshire»